A veces siento que me desintegro, que me
vuelvo ingrávido e impalpable, que soy una exhalación, que me ausento de la
existencia, que mi entorno es ilusorio, que lo contemplo desde afuera,
desencajado y desterrado, sin alcanzar a desentrañarlo, sin poder acertar, o
por lo menos adivinar, cuál es mi lugar. Hasta que me encuentro con el fulgor
de tus ojos, la luminosidad de tu sonrisa, y la generosidad de tu piel. Entonces
vuelvo a morir y renacer dentro de ti.
©
Texto y fotografía, William Almonte Jiménez, 2010